domingo, 24 de abril de 2011

Salud Mental: "¿Procastinar?"

¿Qué es eso de 'procastinar'?
Por: Luza Alvarado, el 28 de marzo de 2011, 07:51 AM

La primera vez que escuché el término en el contexto del castellano, me quedé con cara de ‘what?'. Lo busqué en el diccionario de la RAE y no apareció ahí; había que ubicarlo en otra parte. El término viene del inglés ‘procastinate' y significa posponer algo; dejar de hacer una tarea importante para, en su lugar, realizar algo más placentero, aunque menos trascendente. Es una actitud bastante común en situaciones de estrés como, por ejemplo, cuando posponemos la redacción de un trabajo hasta el último día, o hasta que sea inevitable la entrega.

Curiosamente, hoy en día uno ‘procastina' con más facilidad debido quizá a dos factores: a) La herramienta: gran parte del trabajo se realiza en una computadora, donde también guardamos fotos, videos, juegos, etc. b) El tipo de información: la conexión a Internet nos facilita la entrada a redes sociales y sitios de entretenimiento que nos proporcionan suficientes razones para evadirnos. A esto podemos añadir el deseo de estar en todas partes, de enterarnos de lo que pasa "allá afuera" al instante, etcétera.

Lo que muchos ignoramos es que esta postergación del trabajo, que parecería inofensiva como una reacción infantil, a la larga puede convertirse en un comportamiento adictivo y devenir en trastorno, al grado de provocarnos problemas con los demás y hasta conflictos laborales.

La buena noticia es que tiene remedio.

1) Al toro por los cuernos. Según el Dr. Piers Steel, especialista en el tema y autor de 'The Procrastination Equation', hay que empezar por las tareas más engorrosas cuando uno está fresco y mejor enfocado. Postergar la tarea más dura tiene el efecto de bola de nieve, la tentación de ‘procastinar' crece al parejo del estrés. En cambio, si resolvemos lo más difícil de inicio, nos sentiremos menos presionados o ansiosos, y más productivos.

2) Trabaja a contrarreloj. Si los plazos largos te estresan, intenta realizar labores precisas en periodos más cortos de tiempo, quizás de media hora o quince minutos. Establece tareas adecuadas para ese tiempo y ve mejorando tu propio rendimiento. Lo importante es que no recurras al autoengaño, por un lado, y por otro, que hagas consciente cómo la satisfacción de ir resolviendo un problema complejo puede sustituir al sentimiento de fracaso o impotencia.

3) Empieza de nuevo. A veces sentimos que la mañana se nos fue en un abrir y cerrar de ojos, haciendo quién sabe qué. Llega la hora de salir a comer y no hemos avanzado con nuestra lista de pendientes. Pero no todo está perdido; al igual que una computadora, puedes reiniciar tu día: revisa las tareas incompletas, elige las más importantes, las más críticas o urgentes, y concéntrate en ellas. Quizás solo sean dos, pero con ello habrás disminuido el estrés y la posibilidad de seguir evadiéndolas.

4) Desconéctate. Cambia el chip: no es que los demás te estén interrumpiendo, sino que tú permites que todo te interrumpa y te distraiga. Silencia tu teléfono y desconecta el internet hasta que hayas cumplido, por ejemplo, con la tarea más engorrosa. Prémiate con tiempos limitados de socialización (real o virtual) y, sobre todo, no hagas trampa.

5) Paso a paso. Es normal que miremos un problemón y nos sintamos rebasados (justo ahí es donde optamos por la salida fácil). En cambio, si miramos el asunto por partes y establecemos metas pequeñas, nos facilitaremos la vida de dos maneras: podemos identificar aquellas tareas que no requieren tanta perfección, y tendremos más certeza de cuánto tiempo y esfuerzo se requiere.

6) Busca un cómplice (no para ‘procastinar' juntos sino para optimizar el trabajo). Elige a un colega que sea exigente, alguien a quien admires y no quieras decepcionar. Explícale tu proyecto y pídele, como un favor, que te ayude a revisar tus avances antes de salir a comer o al final de la semana. Si acepta y te dedica diez minutos de su día, no querrás hacerlo perder su tiempo. Comprométete con él y escucha sus aportaciones.

¿Y tú, cómo haces para no 'procastinar'?

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